¡Hola a todos!
Soy Xavi, una de las nuevas incorporaciones al blog, ¡y esta es mi primera entrada! Estoy muy feliz de empezar a escribir y espero poder aportar nuevas historias y otra mirada más a Corriendo con Tijeras.
Había pensado en presentarme antes de empezar con la primera entrada, pero quizás la mejor manera de que me conozcáis es contando historias. Más adelante ya os iré explicando más cosas sobre mí y sobre Fábrica de Texturas el proyecto con el que llevo un tiempo compartiendo las horas.
Recuerdo que cuando era pequeño nunca tenía suficientes juegos. Por suerte mis padres se negaron a saciar esas ansias infinitas de entretenimiento infantil, así que la imaginación siempre fue un buen sustituto en las horas muertas. La primera historia sobre la que os quiero escribir, es la historia de Caine, un niño de 9 años y su pequeño Arcade o sala de juegos. Caine pasaba sus horas de vacaciones en la tienda de piezas usadas de automóvil de su padre, perdido entre chatarra y cajas de cartón. Debía estar bastante aburrido, así que en su cabeza empezó a brotar una idea, convertir todas esas cajas vacías en juegos arcade.
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Sólo unas cajas de cartón, unas tijeras y cinta adhesiva, Caine lo tiene muy claro, no necesita mucho más para montar todo tipo de juegos. El incansable Caine no paraba de inventar nuevos juegos, utilizó sus coches de juguete para realizar un circuito de cartón, unos pocos soldados de plástico formarón la defensa de un pequeño futbolín y un gancho colgado de algunos hilos te permite pescar premios dentro de una caja. Así que pronto todo se convirtió en una sala de juegos, de la que Caine se convirtió en el orgulloso guía. Por US$2 uno puede conseguir un Fun Pass que le permite jugar 500 veces a los juegos que prefiera. Y si eres diestro en el juego podrás acumular puntos – mientras Caine se desliza hacia el interior de la caja y empuja los tickets de puntos por una ranura – y conseguir premios.
La historia se repite en muchas partes del mundo, una pequeña idea y mucha imaginación. Las mayores ideas se construyen con pequeñas cosas y manos constantes y creativas. Y sobre todo seguir siendo un poco niños, olvidarnos de nuestros miedos y prejuicios y ¡disfrutar de las labores! Los procesos creativos son abiertos y a menudo nos llevan a lugares increíbles, como Caine que comenzó el verano aburrido en la tienda de su padre y terminó regentando su propio Arcade.
Los de Imagination Foundation conocieron a Caine y grabaron este video que no para de acumular visitas en todo el mundo. Podeis visitar su web para conocer más detalles y participar en su proyecto.
Caine’s Arcade from Nirvan Mullick on Vimeo.
Camila dice
Pero qué ganas de ser niña otra vez. ¿Se verá muy raro si me hago uno de estos ahora?