Es gratuito, colorido y abundante, así que no es extraño que el cabello humano se use como hilo para bordar,aunque sea un poco espeluznante.
Recuerdo que hace muchos años, con mi familia visitamos la Casa Anwandter en Valdivia y encontramos en un rincón, así como si nada, un bordado floral hecho de un hilo extrañamente satinado y grisáceo. Lo había hecho la abuela ¡con el pelo de las nietas rubiecitas! En ese instante me dio nervios… pero quién es una para quejarse cuando ha hecho fieltro con el pelo de sus gatos.
Con los años descubrí que la técnica no era una idea original de la acomodada señora para apoderarse de la juventud de sus descendientes, sino que ya se hacía en varios lugares de Asia hace miles de años.
Liyen Chong es una artista malaya radicada en Nueva Zelanda que ha hecho del bordado con pelo su técnica principal. Su trabajo no me parece perturbador como el de la señora valdiviana, porque no ocupa el pelo arbitrariamente como si fuera cualquier otra fibra. Su elección es intencional, por un lado aprovecha la textura, la flexibilidad, el brillo y el color de las hebras de cabello;por el otro, el uso de este material inspira simbólicamente los motivos de su obra: los mitos y la tradición de la misma técnica, pero también lo personal, el cuerpo humano, lo intrincado.
En estos videos enseña paso a paso cómo bordar con pelo (en inglés eso sí, pero ya puro mirarla es genial).