Ustedes saben que a mi me encantan las polémicas. Es vital abandonar el conservadurismo en todo orden de cosas, la revolución debe ser permanente en nuestras vidas, incluso en lo que parece pequeño o insignificante, porque no existe una sola escala para medir las cosas: lo ínfimo también puede ser enorme. Pensemos en cómo se constituye un átomo, por ejemplo. El tejido es una de esas cosas mínimas, pero importantes.
Yo llevo mucho tiempo hablando de cómo acá, en el territorio ocupado por el Estado chileno, se nos enseña a tejer «torcido». Cada lugar tiene su propia técnica y el conocimiento va encontrando sus propias maneras de reproducirse, revitalizarse y enriquecerse. No existe un método mejor que otro, al menos de entrada, no. Esta polémica entonces no es un problema moral: no se trata de un universalismo que indica qué es bueno y qué es malo. Pero tampoco, creo, se trata de relativizar cualquier práctica.
El tejido es una tecnología que no sólo involucra el acto mismo de tejer, sino también la representación y la reproducción de la técnica. Las diferentes formas de tejer están en composición con las distintas formas de enseñar, diseñar y escribir patrones. Aquí lo que quiero decir es que el proceso de diseño es muy complejo, pues no se trata sólo de las decisiones estéticas para crear una prenda. Saber diseñar, más que de saber a tejer bien, se trata de crear un lenguaje que logre comunicar el diseño para que sea reproducido correctamente.
Entonces, así como una técnica tiene que ver con la comunidad, con la familia, con la tradición, con las ancestras y con nuestras formas de vida, comunicar cómo se teje también. Así se va creando un lenguaje para entendernos bien. Pensemos que una forma de escribir patrones es un modo de existencia: es una variación de algo, una forma de estar siendo y creando, con sus propias combinaciones y estructuras, que tiene una potencia, que tiene sus inclinaciones y objetivos. Y así se van dando modos de tejer que involucran a mayor o menor cantidad de personas.
Y resulta que las que usamos internet para encontrar patrones y libros, las que nos hacemos amigas en otros lugares por instagram o los blogs, las que nos entendemos en esto de tejer, estamos siguiendo cierta tradición de diseño de patrones y técnica de tejido. Y esa tradición es diferente a la de nuestras mamás y abuelas chilenas. NO significa que sea mejor o peor, es simplemente lo que estamos viviendo por un montón de influencias y hechos externos (que sí tienen que ver con implicancias políticas, pero no hablaré de eso ahora?
Ahí se produce un ruido, porque si yo tejo los patrones de las diseñadoras no chilenas que me gustan tal como me enseñó mi abuela, no me quedará bien. Para situar el asunto: imagina que el punto es un objeto que puede ordenarse sólo de dos maneras posibles sobre el palillo, o mirando hacia la izquierda o mirando hacia la derecha. El punto es la estructura mínima del tejido, el tejido en sí ya es un individuo más complejo formado por todos esos individuos menos complejos. Esas partes se relacionan entre sí y pueden o no tener coherencia. Mientras más complejo, más cuesta mantener esa coherencia, por eso necesitamos estar de acuerdo en el sistema que le da vida.
Si yo tejo con el punto mirando hacia la derecha cuando el patrón está escrito para el punto que está hacia la izquierda, llegará un momento en que no podré seguir las instrucciones más complejas que tienen que ver con la dirección de los puntos, porque todo está cruzado. Entonces yo tengo dos opciones:
- Cambio los puntos complejos del patrón a mi forma de tejer.
- Adapto mi manera de tejer para que sea la del patrón.
Yo creo que ninguna de por sí es buena o mala, pero sí tengo una preferida. A esto me refiero a que este no es un asunto moral, sino ético. La moral apela a un universalismo, generalmente hegemónico y jerárquico, que relega y castiga a quien no lo cumple. De hecho el objetivo de la moral no es hacer de la vida algo hermoso, sino tener una razón para justificar el daño y exterminio de aquellos que ponen en riesgo la estabilidad de la hegemonía. La ética en cambio, tiene que ver con la que cada una y singularidad puede y desea hacer para la potencia de su vida y la alegría. La ética no castiga, sino que busca una manera en la que podamos vivir juntas aunque no hagamos ni podamos lo mismo, cuidándonos y apoyándonos.
(Y aquí quiero decir que polémica no es igual a castigo. Por el tono de algunos mensajes que me han llegado, he sentido que a algunas se les mueve algo cuando hablamos de la preferencia de una técnica por otra. Me gustaría dejar en claro de que para nada se trata de un ataque o una humillación. Si algo se les removió, vean que es, revísenlo. No le deben explicaciones a nadie, tampoco necesitan la validación de alguien más. Si su método les hace bien, bacán. Pero si lo que les duele es porque sospechan que de pronto su método no está bien, no se asusten ni se ofendan ¡está todo bien! Pueden experimentar con otros métodos hasta encontrar lo que les haga bien. Al menos yo pienso que está súper bien removerse cosas, esta bien que algo incomode porque seguramente significa que es necesario deshacerse de eso. Y luego toca construir algo más potente y hermoso, esa es la revolución).
Hace unos años -medio en broma medio en serio- escribí este post que titulé «Has tejido mal toda tu vida y no tenías idea«. Quería reírme de los titulares moralistas que estaban de moda en esa época, pero también hablar de cómo me cambió la vida a mi descubrir que había otra forma de tejer y pienso que al final igual me quedó moralista. Hoy no lo habría titulado así, pero si mantengo una idea de entonces.
¿Por qué yo enseño a tejer «no torcido»? Porque personalmente creo que es más fácil aprender a tejer el derecho y el revés de nuevo, que ir acomodando la técnica en cada patrón. Eso lo descubrí con mi propia experiencia vivida, y también observando el proceso de mis alumnxs.
Pienso que aprender a tejer de nuevo es lo más amable que podemos hacer con nosotras mismas si es que vamos a usar patrones de extranjeras que tanto nos gustan como la Luymou, la Ysolda, la Joji o la Frenchie. Y también otras nacionales que ahora tejen así, como la Marina Torreblanca o una misma. También es lo más amable que puedo hacer por mis alumnas, porque así ellas pueden tejer aprendiendo directamente de las instrucciones de los videos de youtube o de los patrones y libros que se consiguen, sin tener que resolver el problema de adaptar los puntos cada vez que van a tejer. Porque así se hacen autónomas, porque les va a ser más fácil resolver sus problemas.
Entonces no se trata de que haya una técnica que esté buena y que la otra sea un error. Lo importante es qué es lo mejor para una misma. Saber qué es lo mejor para una requiere conocerse a sí misma por sobre todas las cosas, saber que estamos trabajando con la cuerpa y que por eso debemos saber qué puede un cuerpo. A lo mejor alguien no puede tejer «no torcido» porque tiene algún problema en las articulaciones. Quizás una inventó su propia variación y le va bien. Mientras haya un conocimiento de lo que queremos y que nuestra práctica vaya de la mano con un resultado que nos haga bien, que nos sirva y que sea placentero, está bien.
Aún así, yo insisto que es mejor aprender a hacer el derecho y el revés de nuevo. Cuesta un montón ¡lo sé porque ya lo viví! Yo veo a mis alumnas sufrir sacando el punto en las dos primeras horas de clases y se frustran caleta, a veces hasta se enojan o sienten que les estoy haciendo perder el tiempo o la plata. ¿Pero saben qué? Tienen una suerte tremenda de que yo ya haya sufrido por ustedes y que pueda ayudarlas a que saquen el punto en SÓLO dos horas. Porque yo tardé días tratando de sacarle la lógica a los videos de youtube, todavía me acuerdo de esos momentos, se sintió como una tarea titánica, tremenda, mucho más grande que yo. Si toman un curso conmigo será muy afortunadas, porque yo he creado un método para que les sea lo más fácil posible pasar por ese tránsito complicado, pero necesario. Van a estar súper bien acompañadas en ese proceso. Y después llegamos a la segunda clase y todas las alumnas que se molestaron porque las saqué del conservadurismo de la comodidad y la inmediatez ¡llegan felices! Porque el tejido les queda más lindo y ordenado, porque los puntos lucen más, porque ahora pueden sacar sin dificultad lo que ven los videos de youtube. Revolución.
Y por eso pienso que este método es mejor: se aprende una sola vez y listo, quedan con la capacidad de aprender lo que sea mirando tutoriales o patrones. En cambio si no lo aprenden, primero tienen que entender los puntos y técnicas nuevos o complejos, y después descubrir cómo adaptarlos a su técnica. ¡Toda una vida de trabajar de más! Me parece súper enredado y no es lo que elijo, haciendome cargo de mi singularidad.
Al hablar de esto en Instagram algunas chicas me han escrito diciéndome dos cosas: que así tejen las rusas, y que la técnica que ellas usan se llama «continental express» y que ayuda a tejer más rápido. Si para ustedes eso es importante, bacán, ya encontraron lo suyo. Cada una es una singularidad.
Pero quiero que se hagan las siguientes preguntas:
- ¿Ustedes tejen más con los patrones de las rusas? Porque si no es así, entonces quizás no es el método para ustedes.
- ¿Ustedes prefieren tejer rápido o tejer fácil? Porque al menos a mi me pasa que tejo más rápido si no tengo que cambiar la técnica cada vez que aparece algo más complejo que el revés y el derecho.
Finalmente todo esto se trata del conocimiento situado, del preguntarse no sólo de dónde vengo, sino dónde estoy, qué hago, cuál es la técnica que estoy creando, cómo vivo, cuáles son mis gustos, de dónde saco mis patrones, con quién me relaciono, cómo teje mi entorno. Un ejemplo bobo que se me ocurre del conocimiento situado de una técnica: ¿Vieron esa serie The Americans? ¿La de los espías rusos que se hacen pasar por una familia gringa promedio para hacer sus acciones en suelo estadounidense? Ellos se disfrazan súper bacán, se hacen pasar por mil personas diferentes ¡y la gente les compra todo porque son secos! ¿Y qué hubiera pasado si a la Elizabeth la hubieran pillado tejiendo torcido, «como rusa»? Hasta ahí le llega el hacerse pasar por otra, porque el cuerpo habla de lo que una es.
Así que espero que con esta agitación conversemos sobre por qué hacemos las cosas como las hacemos, nos conozcamos más a nosotras mismas, seamos más honestas con lo que queremos y podemos <3