Siempre le digo a mis alumnas que bordar no es complicado. Con un arsenal de unos cuantos puntos básicos, se puede hacer de todo. Finalmente, los puntos son iguales para todas las personas. La diferencia está en qué deciden hacer los bordadores con ellos.
Hay piezas que destacan por su simpleza: con unas cuantas puntadas por allá y otras por acá, el trabajo queda perfecto y ya no necesita nada más. Pero también están las obras de Jazmín Berakha, artista argentina, que de lejos parecen sencillos dibujos. La sorpresa está cuando se miran con detención y uno se percata de que no son dibujos, sino bordados. Y bordados muy intrincados, llenos de patrones geométricos, con mezclas de colores y texturas.
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La obra de Jazmín Berakha tiene eso que me encanta del bordado: si tan sólo fueran dibujos, no serían tan asombrosos. Se convierten en algo especial con las puntadas de hilo, anunciando que mientras más tiempo se dedique al proceso, mientras más minuciosa sea la manufactura, se obtiene una creación sobre la que uno podría tener los ojos pegados toda la tarde y seguir encontrando algo nuevo con cada mirada.
francisca dice
Camila! que weno que te gusto. Mi pequeño aporte 🙂
Slds,
carochechi dice
Realmente es hermoso el trabajo que hace ella! me compre un libro de bordado para poder hacer ilustraciones bordadas! cuando tenga tiempo…
Camila dice
¡Sí, me encantó! Anuncio públicamente que fue Francisca, ahí arriba, la que descubrió a esta bordadora 😉
Camila dice
Uy, qué buena. Y después publicas tus bordados por acá 😉
Debi dice
La raja la minaaaaaaaaaaa se pasó