Lo logré. Terminé mi primer proyecto de costura. Escogí un patrón fácil que vi en internet, donde prometían que no me tardaría más de 30 minutos, sin embargo terminé demorándome como tres horas. Aún así mi mamá me dijo «¡no te demoraste nada!» En fin.

Cuando empecé a medir y cortar las telas con una regla de 12 cms y unas tijeras de colegio, me di cuenta de que era realmente estúpido y probablemente debería esperar a comprar un rodillo Olfa y una alfombra de corte. Pero no podía aguantar tanto, así que seguí nomás.

Cuando tuve listos todos los cuadrados noté que estaban muy chuecos. Muy, muy chuecos. De hecho inicialmente no eran cuadrados, sino rectángulos, pero con los arreglos que tuve que ir haciendo en el camino quedaron así. Estuve a punto de rendirme por segunda vez hasta que dije, ya, da lo mismo. Que salga lo que salga. Y salió esto que no terminó tan mal como esperaba. Me gusta harto.

La idea inicial era que fuera reversible, pero me quedó medio guateado y se ve mejor de un lado que del otro así que se quedará así eternamente. Igual quedó lucible, así que soy feliz.