Siempre había querido bordar sobre fotografías, pero no me atrevía. Tenía esa idea de la fotografía como un recuerdo único que había que cuidar del paso del tiempo y el deterioro. Estúpidamente no había pensado en que las fotos pueden copiarse. Dah. Así que hice eso: partí con unas fotos antiguas de mi abuela para copiarlas. También las dejé todas del mismo tamaño, porque como habían sido obtenidas con cámaras de muchos años, no compartían un formato estándar.
Casi todas las fotos que escogí son de paseos que mi abuela hacía con toda su familia después de año nuevo. Cenaban todos juntos, bailaban y se emborrachaban. A la mañana siguiente se subían todos al camión de un tío con sillas, colchas y mucha comida para partir al campo, donde lo pasaban bien todo el día. Qué ganas de celebrar así.
Esta es la primera que bordé. No me gusta tanto, porque no me enfoqué en la composición, sino en practicar puntos y encontrar la mejor manera de bordar sin dañar el papel, pero ya para las otras espero encontrar un estilo que disfrute más. Lo mejor es planificar desde antes qué se quiere hacer y, cuando sea necesario, hacer los agujeros previamente con un alfiler. Pasar la aguja por este papel es tan rico como romper las burbujas de los plásticos para embalar.
Isabel dice
Buenisimo!!!! lo encontré genial, se te ocurrió sola o viste algún artista que te inspiró a hacerlo? es que lo encuentro muy auténtico, has vuelto ese recuerdo hermoso aun más tuyo ♥
Camila dice
Gracias por tu comentario, Isabel. No se me ocurrió a mí eso sí, he visto varios trabajos muy lindos por internet. Y es cierto, el hecho de que sea una foto familiar lo hace más cercano. ¡Saludos!